martes, 24 de junio de 2014

Carteles de la Mesa Interreligiosa de Castellón

Bajo el Mango: Traducciones


Paseando por Internet he encontrado la página de Translation-africa.com que promete traductores de al menos los 50 idiomas y dialectos más importantes de África. Se trata de un servicio dirigido, principalmente, a clientes de fuera del continente que quieren invertir, hacer negocios o simplemente ayudar a través de ONG.

Tradicionalmente, para la mayoría de los trabajos realizados en estas áreas se utilizaba el inglés, el francés, el portugués o el árabe. Sin embargo, parece que el panorama está cambiando poco a poco y los idiomas indígenas están experimentando un auge nunca antes conocido. Este fenómeno está provocando una cada vez mayor demanda de traductores en todo el continente; sobre todo profesionales que en la actualidad son bastante escasos.

Algunos ejemplos de esta nueva tendencia los encontramos, por ejemplo, en Gambia donde el pasado mes de marzo el Presidente Yahya Jammed declaró que el inglés dejará pronto de ser el idioma oficial del país y será sustituido por una lengua local.

A principios de año, el gobierno de Zambia aprobó una nueva ley por la que se establece que en las escuelas de educación primaria debe utilizarse las lenguas locales en vez del inglés.

Igualmente, en el estado sudafricano de Western Cape se ha puesto en marcha un proyecto piloto para enseñar durante los primeros años de la educación primaria en Xhosa.

En octubre de 2013, la Asamblea Legislativa de África del Este reafirmó su deseo de que el swahili se convierta en la lengua franca de la región.

Junto a estas iniciativas se aprecia un rápido crecimiento de páginas webs, aplicaciones para móviles, subtítulos de películas, música, publicidad… en lenguas locales por todo el continente y da la sensación de que esta tendencia no hará otra cosa que seguir creciendo.



Esta es una de las principales razones por la que la demanda de servicios profesionales de traducción e interpretación está en auge. Sin embargo, la realidad es que muchas de las empresas e individuos que los demandas se quejan de la falta de profesionalidad de los mismos. Esta es la principal debilidad de este pujante sector que se estima mueva unos 35 mil millones de dólares al año en todo el continente.

Posiblemente, los que acusan a estos servicios de falta de profesionalidad lo hagan porque no saben que en África los ritmos y los modos son diferentes que en sus países de origen. También puede deberse a los malentendidos y a la ignorancia de los que demandan estos servicios. Por ejemplo, mucha gente me preguntan: “¿Tú hablas sierraleonés?” Siempre tengo que explicar que en Sierra Leona existen varios idiomas: mende, limba, temne, kuranko, loko, fulla, mandingo, kissy, susu… además del krio que se utiliza como lengua franca, pero no un idioma sierraleonés. Por eso imagino que, como ya ha sucedido, es posible que alguien llegue a Freetown, la capital del país, y pida que se le traduzcan unos documentos al sierraleonés. Esta falta de conocimiento pude llevar a tildar de poco profesional los servicios contratados ya que se espera algo que no existe.

Por el lado africano hay que tener en cuenta que generalmente se ha considerado que las lenguas locales no tienen cabida en las instituciones nacionales, obligándose a utilizar el inglés o francés, por ejemplo, en los parlamentos o en el mundo académico. Incluso hoy día, en muchos países se castiga a los alumnos que utilizan la lengua local durante el tiempo que pasan en el colegio, aunque sea en los recreos o cambios de clase. Evidentemente, esto ha tenido consecuencias negativas para el desarrollo de estos idiomas.

Otro elemento a tener en cuenta es que la gran mayoría de los idiomas africanos son orales y no han comenzado a tener forma escrita hasta hace muy poco tiempo. Fueron los misioneros protestantes con su afán de traducir la Biblia al mayor número posible de idiomas los que empezaron a poner por escrito estas lenguas. Sin embargo, no existen criterios comunes ni reglas aprobadas y supervisadas por una especie de Academia. Así nos encontramos que los miembros de una misma tribu que viven en Sierra Leona se llaman susu y los que viven al otro lado del río en Guinea se llaman sousou. O que un apellido muy común se escribe Touré en los países francófonos y Turay en los anglófonos.

Pasa incluso al interno de un mismo país. En el libro que me estoy leyendo actualmente, Measuring time, del nigeriano Helon Habila, la grafía utilizada para escribir las conversaciones en pidgin difiere de la utilizada por su compatriota Okey Ndibe en su obra Foreign Gods Inc.

Esta falta de estandarización, evidentemente, puede representar un problema para el cliente que pide una traducción en una lengua local.

A esto se suma que los pocos cursos universitarios sobre traducción que existen en el continente se centran en las lenguas oficiales: inglés, francés y portugués. Es verdad que en los últimos años estos estudios se están abriendo a otros idiomas como el chino, el árabe y el castellano. Pero todavía están muy lejos de considerar las lenguas locales. Esto tiene como consecuencia que no existan cualificaciones académicas que avalen el trabajo de los traductores e intérpretes del continente cuando trabajan con lenguas locales.

Lo importante aquí es darnos cuenta de que, como tantas otras veces en África, estamos asistiendo al desarrollo de algo nuevo: el realce y valoración de las lenguas locales y todo los que se mueve alrededor de este fenómeno y que puede suponer una nueva fuente de negocio para el continente.


Escrito por: Chema Caballero 
Publicado en: Mundo Negro

La Ciudad Amurallada de Kwoloon



Más información sobre este peculiar lugar en: Wikipedia