domingo, 1 de noviembre de 2015

Ritos funerarios e inhumaciones



Preparación de los cuerpos y los ritos funerarios de nueve religiones. El proceso de la descomposición y causas más frecuentes de la muerte.





domingo, 2 de agosto de 2015

Oferta de Trabajo de Mediadora Intercultural en Mallorca



Plaça Mercat, s/n
Sa Pobla
Mallorca
associacio.paimel@gmail.com 
699345946 / 971544409
 


Oferta: una mediadora intercultural 

Lugar: Asociación Pa i Mel , Sa Pobla, Mallorca 

Requisitos: 
  • Idiomas: uso perfecto y fluido del árabe, bereber (idioma de la zona de Nador) y castellano. Se valorará el uso del catalán. 
  • Experiencia en mediación intercultural y traducción. 
  • Experiencia de mediadora en servicios sociales. 
  • Capacidad de trabajo en equipo y trabajo en red. 
  • Capacidad de organización, planificación, gestión y resolución. 
  • Buenas habilidades comunicativas, con capacidad de llevar grupos. 

Funciones: 
  • Interpretaciones y traducciones con Servicios Sociales, escuelas, y otros servicios comunitarios. 
  • Conocer y realizar posibles actuaciones con diferentes recursos (Centro de salud, escuela de adultos,...) 
  • Atención al público, atendiendo las demandas y derivando a les servicios oportunos. 
  • Realizar el proyecto y la memoria de mediación. 
  • Preparar y realizar clases de castellano, de género y empoderamiento para mujeres. 
  • Hacer, supervisar y actualizar los listados de asistencia 
  • Planificar y gestionar salidas, horarios, talleres, espacios... 
  • Atender dudas personales de alumnas, tales como leer cartas, rellenar solicitudes… 
  • Realizar itinerarios individuales cuando sea necesario. 
  • Pasar el seguimiento de las usuarias a los servicios sociales. 
  • Realización de sesiones grupales en función de las necesidades (grupos de padres...) 
  • Realización de sesiones de refuerzo escolar e inmersión lingüística con niños y niñas llegadas el mismo año al municipio. 

Condiciones laborales: 
  • Contrato por obra y servicio de un año, prorrogable si el trabajo desempeñado es satisfactorio. 
  • Jornada laboral de 40h/semana. Horario de 8’00-15’00 más una tarde, (a convenir) 
  • Retribución bruta: 1500 €/mes, por 14 pagas al año. 
  • Incorporación: 1 de septiembre de 2015 


 

martes, 21 de abril de 2015

Los dilemas del islam: la reforma pendiente



Una batalla de ideas se libra en el mundo musulmán. 

El empuje de los salafistas acalla las voces de quienes abogan por una interpretación moderna de la religión

Peregrinos a la Meca dan vueltas a la Kaaba. / HASAN SARBAKHSHIAN (AP)


Las noticias acerca de la aterradora violencia en el mundo musulmán, de Nigeria a Afganistán, y las que hablan de islamistas extremistas, de Europa a Yemen, llevan a los occidentales a preguntarse cada vez con mayor fuerza si el islam necesita una reforma. En otras palabras, si podría beneficiarse de algo similar a la Reforma protestante en Europa, que en último término condujo a la Ilustración y al Siglo de las Luces, de los que todos somos herederos y beneficiarios. Lo que este planteamiento olvida a menudo es que aquella reforma fue un periodo largo y extremadamente violento que provocó la muerte de millones de europeos, en especial durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Si bien es cierto que el deseo de una reforma para los musulmanes no debería sugerirse a la ligera, lo cierto es que, en realidad, el islam ya está experimentando una reforma en la actualidad, y todos nosotros somos sus testigos. 

Muchos de los mismos rasgos que condujeron a los cambios en Europa hace cinco siglos son evidentes hoy en el mundo islámico, en especial entre la secta suní mayoritaria, que representa alrededor del 85% de los musulmanes. Como entonces, la autoridad religiosa tradicional ha experimentado una enorme pérdida de prestigio; centros de aprendizaje y guías espirituales en otro tiempo venerables, como la Universidad Al Azhar en Egipto, están dominados por los Gobiernos. Se han convertido en meros portavoces que proporcionan cobertura religiosa a cualquier medida ilegítima o impopular que la autoridad política desee. El clero de formación tradicional ha perdido el prestigio social y la autoridad moral que ejercía en el periodo premoderno. Mientras esto ocurría, han tenido lugar otros dos cambios, de nuevo muy similares a los acaecidos en la historia europea. El primero es la difusión de la alfabetización masiva, de tal modo que en el mundo árabe actual muchos saben leer y, lo que es más importante, se sienten capacitados como individuos para interpretar las escrituras religiosas. El segundo cambio es la difusión barata de materiales impresos e información, mucho más fácil ahora, en la era de Internet y de las redes sociales. 

El efecto acumulativo de estos cambios ha conducido a una fragmentación de la autoridad y a un auge de voces múltiples —y opuestas— acerca de qué constituye una interpretación y una práctica correctas del islam. Como consecuencia de todo ello, hay una batalla de ideas en marcha. 

De momento, los vencedores son los salafistas o wahabíes, musulmanes suníes que defienden una interpretación literal del Corán y de las tradiciones de Mahoma [plasmadas en los hadices, breves relatos en los que se recogen palabras del profeta] porque constituyen las enseñanzas originales del islam. Los salafistas, que no son siempre violentos o militantes, son reformistas que desean en último extremo recuperar la autenticidad, y se presentan como los verdaderos musulmanes, diferentes de otros cuyas enseñanzas se han ido corrompiendo a lo largo del tiempo por la adopción de influencias no musulmanas. Ese punto de vista es, por supuesto, una proyección moderna sobre el pasado de un imaginario islam verdadero, que sirve a los actuales objetivos sociales y políticos de los salafistas. Uno de sus objetivos, sin embargo, es el de desacreditar otras interpretaciones del islam, en especial las sostenidas por chiíes y sufíes. Si se disculpa la analogía imprecisa, podríamos considerar a los salafistas como unos calvinistas musulmanes de nuestros días, que pretenden reformar el islam imponiendo una versión intransigente y antihistórica de la fe. 

Hay otros reformistas musulmanes, del tipo que muchos europeos apreciarían, que abogan por una interpretación tolerante y democrática del islam, pero sus voces quedan enmudecidas por la crudeza de los salafistas. Para empezar, esos musulmanes liberales tienen un temor justificado a estos últimos, que son inmisericordes con sus adversarios. En segundo lugar, a los musulmanes liberales se les suele ver como protegidos de los Gobiernos, como el de Egipto, cuyo líder, el presidente general Abdelfatá al Sisi, ha afirmado también que el islam está terriblemente necesitado de reforma y de interpretaciones novedosas que contrarresten las de salafistas-yihadistas. Los liberales son despachados por algunos como defensores de los regímenes autoritarios o, aún peor, como agentes de los valores y las maquinaciones occidentales. Como tales, su influencia es limitada, por ahora al menos. 

La reacción del resto del mundo musulmán ante el ascenso violento de los radicales podría tardar años 

Este proceso reformista en marcha puede durar años, incluso siglos, y su desenlace final es totalmente impredecible. Lo que sabemos es que los salafistas han tomado la delantera. Es previsible que el resto del mundo musulmán les dé la espalda y reaccione ante su ascenso violento. Pero esa reacción también podría tardar años. 

Esta reforma del islam sería de interés solamente académico si no tuviese una dimensión política y combativa que ha adquirido ya categoría mundial. ¿Cómo se explica la violencia política? Muchos musulmanes se sienten política y militarmente débiles y humillados, y algunos desean firmemente revertir esa situación recuperando la gloria y el poder que los musulmanes disfrutaron en un pasado lejano. Granada y Al Andalus desempeñan una función emblemática a este respecto, porque representan la cumbre del poder pasado. Grupos salafistas como Al Qaeda y el Estado Islámico consideran que el origen de la debilidad musulmana radica, por una parte, en el abandono de las verdaderas enseñanzas de la fe y, por otra, en los incansables ataques de los infieles contra los musulmanes. Al fin y al cabo, Dios ha prometido en el Corán que a los verdaderos creyentes se les dará el poder sobre la tierra (capítulo 24, versículo 55), y en consecuencia el actual orden en el que dominan los no musulmanes es una aberración que debe corregirse. Para ello, los musulmanes deben purificar su fe, pero también luchar activamente contra los no creyentes. 

Para los yihadistas salafistas, los enemigos infieles no son solo los países y la civilización occidentales, sino también los despóticos Gobiernos apóstatas que mandan en buena parte del mundo árabe e islámico, regímenes como el de Riad, El Cairo y otros lugares. Para anular la decadencia islámica y recuperar el poder, los yihadistas salafistas llaman a los musulmanes a la lucha armada, un deber religioso abandonado por los musulmanes que ahora debe retomarse. La yihad es la única forma de recuperar el poder y, dado que el enemigo es tan abrumadoramente superior, todos los métodos de resistencia y acción violentas están permitidos. De hecho, los yihadistas salafistas ordenan a los musulmanes ejercer por su cuenta actos de violencia siempre que se les presente la oportunidad. Dios dará la victoria a sus creyentes, porque lo ha prometido en las escrituras. 

La autoridad religiosa tradicional ha experimentado una enorme pérdida de prestigio 

El Estado Islámico representa la interpretación más extrema y violenta de esta visión literalista del islam. Se centra en combatir a los enemigos, en especial a los chiíes, porque los considera herejes capaces de destruir la fe desde dentro. Pero el Estado Islámico también da la bienvenida a una guerra con Occidente, porque considera que está librando una batalla apocalíptica por el destino del mundo y busca la redención y la gloria que Dios les ha prometido a los creyentes. Al mismo tiempo, sin embargo, esta organización ha establecido un Estado de hecho, con ministerios, tribunales y servicios sociales, todo a semejanza del régimen islámico de los siglos VII y VIII, con un califa como líder. Esta forma de gobierno es utópica y se presenta como un orden político virtuoso que sigue las leyes y la guía de Dios. 

El Estado Islámico ha seducido a numerosos musulmanes que han emigrado a su territorio. Lo que empuja a estos emigrantes es el deseo de hallar una alternativa a la realidad política y social en la que se encuentran y que dista mucho del ideal imaginado y ansiado. El Estado Islámico es la manifestación más clara de la reforma que se está produciendo en la actualidad, pero su realidad es brutal, como pronto han comprendido algunos emigrantes, y su excesiva violencia es insostenible a largo plazo, porque hace la vida imposible. En consecuencia, es improbable que el Estado Islámico perdure mucho, pero la razón para su existencia —a saber, el deseo de los musulmanes de reformar su religión, adquirir poder y obtener el lugar que les corresponde en el mundo— seguirá insatisfecha. Para que esto se resuelva, la reforma debe seguir su curso, como lo hizo en Europa. 


Bernard Haykel es catedrático de Estudios sobre Oriente Próximo en la Universidad de Princeton. Traducción de News Clips

Publicado en: El País

Las dos principales ramas del islam









Un rompecabezas religioso


En 1979, un ladino ayatolá Rujolá Jomeini aprovechó el descontento popular hacia la dictadura del último sah de Persia, Mohamad Reza Pahlevi, para alterar los equilibrios estratégicos de la Guerra Fría y trocar la historia de Oriente Próximo. En aquellos tiempos de telones de acero y películas de espías, el socialismo árabe y las monarquías coloniales habían dejado paso a una sucesión de tiranías militares —Argelia, Túnez, Libia, Egipto, Siria, Irak— y viejas autocracias musulmanas —Arabia Saudí, Marruecos, incluso Jordania— que habían asfixiado cualquier tipo de oposición, especialmente si su naturaleza era islamista o salafista. Asido al populismo, Jomeini resucitó un conflicto político surgido tras la muerte de Mahoma —convertido siglos después en una disputa doctrinal— y lo transformó en una nueva batalla por la supremacía en el islam. 

Cuatro décadas después, Irán —único país chií del planeta— y Arabia Saudí —principal reino suní— dirimen una contienda política que en los últimos años ha devenido en una cruenta guerra confesional de amplios y variados frentes. El islam se escindió en dos corrientes tras el deceso del Profeta, que no designó sucesor. Aquellos que consideraban que el liderazgo del protoestado debía corresponder a sus compañeros más cercanos son identificados hoy como los suníes; quienes respaldaban las pretensiones de Alí ibn Talib, yerno y primo del Enviado de Alá, se conocen como chiíes. En el año 661, un jariyí [disidente chií] decapitó a Alí en la mezquita de la ciudad de Kufa (Irak). Diecinueve años después, los suníes borraron gran parte de la estirpe de Alí en la batalla de Kerbala (Irak). Desde entonces, los chiíes se han quebrado en tres brazos y los suníes han disfrutado —hasta 1924— del califato, divididos en cuatro escuelas de pensamiento, huérfanos desde entonces todos ellos de una referencia única —ni política, ni religiosa— para los más de 1.200 millones de fieles (en torno al 85% suníes) que avanzado el siglo profesan la última de las tres religiones monoteístas. 

Derrocado el sah —gendarme de EE UU en Oriente Próximo desde el fin de la II Guerra Mundial—, Occidente descargó el peso de su geoestrategia política sobre Arabia Saudí, pese a que en el reino del desierto impera el wahabismo, una interpretación literalista y casi herética del islam suní de la que se nutren la mayoría de los movimientos radicales islámicos del mundo (como Al Qaeda) y que comparte características con el actual Estado Islámico. Y aisló a Irán, transformado en el enemigo y en el paria de la región. Una relación interesada sostenida en las vastas reservas saudíes de crudo, que durante años han servido de venda en los ojos de Occidente frente al papel de Riad en el surgimiento del yihadismo y sus sistemáticas violaciones de derechos humanos. 

En 2011, preocupado por el repunte de la violencia en Irak y el brote de las después fallidas primaveras árabes, Barack Obama tomó una decisión tan polémica como histórica. Arrinconó tres décadas de animadversión recíproca y autorizó negociaciones secretas con Irán. El presidente norteamericano asumía así un análisis que había sido desechado durante años por su predecesor: que cualquier solución a los conflictos de Oriente Próximo —incluido el palestino-israelí— demanda la presencia de los ayatolás en la mesa de los comensales. Irán sostiene el Gobierno chií en Irak; influye en el régimen dictatorial de Bachar el Asad; mantiene estrechos vínculos con el movimiento chií libanés Hezbolá y financia desde su origen al movimiento palestino Hamás (aunque este sea suní). Además, es el principal sostén de los grupos Huthi en Yemen en su lucha contra el Gobierno suní de Saná, vasallo de Arabia Saudí. Un Irán que mantiene, además, rentables relaciones políticas y comerciales con la Rusia de Putin, la Turquía del suní Erdogan y la China poscomunista. 

El diálogo secreto ha fructificado en un preacuerdo nuclear que ha irritado por igual a Israel y Arabia Saudí, durante años extraña pareja de aliados frente a las aspiraciones persas. La inminencia del acuerdo ha exacerbado las diferentes guerras que Riad y Teherán libran desde hace decadas a través de sus aliados en la región por la preeminencia en el islam. Al tiempo que Irán y la comunidad internacional avanzaban en Lausana (Suiza), comenzó a arreciar de nuevo el largo y enconado conflicto en Yemen; y la oposición suní en Siria se preparaba para retomar la lucha contra el dictador proiraní. Solo un grupo ha concitado el rechazo de los dos rivales: el autoproclamado Estado Islámico, arraigado en el este sirio y las regiones suníes de Irak. Pero incluso en esto existe una marcada diferencia: mientras que Riad lo observa como una amenaza a su liderazgo en el islam suní, el régimen de los ayatolás entiende que es una oportunidad —su derrota solo es posible con la intervención de Irán— para reclamar la bandera que le fue arrebatada a los chiíes 14 siglos atrás. 


Javier Martín es autor de Suníes y chíies y Estado Islámico. Geopolítica del caos (Los Libros de la Catarata).


Fuente: El País

jueves, 12 de marzo de 2015

Calendario de fiestas de las religiones con más arraigo en España


El cierre de las escuelas públicas de Nueva York en dos fiestas musulmanas el próximo curso ha hecho resurgir el debate sobre el reconocimiento de los festivos de las distintas confesiones. Estas son las festividades de las que cuentan con mayor implantación en el Estado español, recogidas por la Fundación Pluralismo y Convivencia




viernes, 6 de marzo de 2015

Ejes fundamentales del pensamiento empresarial de los Japoneses




Desde las primeras civilizaciones, los japoneses se han distinguido del resto de la sociedad por su carácter y disciplina. Para emprender, no podría ser la excepción; es más añaden elementos nuevos que los destacan como líderes de innovación y desarrollo empresarial. El método de Emprendimiento japonés se fundamenta en la disciplina, el manejo del dinero, prudencia y sabiduría; pero Mauricio Rodríguez, fundador y director de la consultoría Lajapyme, ha compartido una entrevista para CNNExpansión desde su experiencia, lecciones y ejes que hacen funcionable el pensamiento empresarial Japonés. Esperamos que éstas lecciones las apliques en tu negocio y saques el mayor provecho de ello: 

  1. Más, No siempre es mejor. En Latinoamérica suele suceder que cuando una pyme empieza a tener éxito, inmediatamente buscamos estrategias para acelerar el proceso y encontrar éxito de la mejor manera (como si se encontrara a la vuelta de la esquina). En cambio los japoneses van paso a paso; lento pero seguro, de ésta manera proporcionan y garantizan la seguridad de cada etapa, corrigiendo lo mejor. Para ello, Rodríguez enfatiza que “cada empresa debe encontrar su propio ritmo”. 
  2. Sin afán por la Riqueza. Japón es un gran ejemplo, que recompensa a sus trabajadores después del esfuerzo que haya hecho por su labor; así que la paciencia y disciplina son dos factores clave en los emprendedores asiáticos; es hora de quitarnos la venda de los ojos y cambiar nuestro interés por el afán de riqueza. Además son muy prudentes con el manejo de su dinero, buscan destinar parte de sus ingresos a la re-invensión de negocios ó buscan ser accionistas así sea mínimamente. 
  3. Bienvenidos al Ahorro. Las empresas Japonesas piensan y se preocupan por el futuro de su personal y contemplan planes de retiro para dar tranquilidad a sus empleados. Desde el manejo de recursos, hasta el respaldo financiero cuentan, pues el más mínimo detalle sin duda es infalible y necesario. 
  4. No pierdas el Foco. Si no tienes una visión clara de lo que quieres, probablemente malgastes recursos y estrategias con actividades que no irán encadenadas a lo que proyectas, las empresas deben tener perfectamente claro cuál es la razón de ser de su negocio . Rodríguez finaliza “Las empresas japonesas buscan su nicho y se ponen como objetivo ser las mejores en ese rubro, aunque sean pequeñas, eso se logra en parte con disciplina, la clave de muchas empresas japonesas es tener una tolerancia cero al incumplimiento”. Lo que pretendemos es que adoptemos características del pensamiento japonés para mejorar nuestro negocio, desde la perseverancia y claridad de ideas son factores claves que han llevado a las empresas Japonesas a liderar los segmentos donde participan.



Fuente: Emprendices

¿Están reconocidas las fiestas de otras confesiones religiosas en España?


Los musulmanes pueden pedir a las empresas sus días de fiesta y los alumnos salir antes de clases los viernes para rezar, pero «en la práctica no se cumple» 

Celebración de la 'Fiesta del Sacrificio', la llamada «Aid el Kebir», considerada la "Navidad musulmana" en Huelva


El Ayuntamiento de Nueva York acaba de decretar que a partir del próximo curso escolar se incluyan dos celebraciones musulmanas en el calendario de días festivos de las escuelas públicas de la ciudad. Una medida que tiene poca tradición en España pese a los acuerdos de cooperación firmados entre el Estado y las confesiones religiosas minoritarias y en los que se reconoce el calendario festivo de las comunidades musulmana, judía y evangélica. 

Este convenio establece en el caso de la confesión musulmana que se puede "solicitar la interrupción del trabajo los viernes de cada semana" desde las 13:30 hasta las 16:30 horas en el que la comunidad musulmana celebra el rezo colectivo obligatorio y solemne. Durante el mes de ayuno (Ramadán) pueden pedir la conclusión de la jornada laboral una hora antes de la puesta del sol. El acuerdo, firmado en 1992, condiciona este permiso al "previo acuerdo" entre trabajador y empleador y que las horas dejadas de trabajar deberán ser recuperadas sin compensación alguna. 

También señala que las festividades religiosas musulmanas podrán "ser sustituidas", siempre que medie un acuerdo entre las partes, a las establecidas con carácter general por el Estatuto de los Trabajadores, con el mismo carácter de retribuidas y no recuperables. 

Los alumnos musulmanes también tienen reconocidos algunos derechos como la posibilidad de que sean dispensados de la asistencia a clase y de la celebración de exámenes, los días viernes durante las horas del rezo obligatorio, es decir desde las 13.30 a las 16:30 horas. 

La Administración Pública, por su parte, se compromete a que su convocatorias de exámenes, oposiciones o pruebas selectivas sean fijadas para los musulmanes que lo soliciten, en una fecha alternativa si coinciden con alguna de sus fiestas de carácter religioso. 

"La sensibilidad está", comentan a ABC desde la Dirección General de Asuntos Religiosos. Sin embargo, sólo las ciudades de Ceuta y Melilla han fijado como una de sus fiestas locales, la celebración musulmana del Día del Sacrificio, que suele celebrarse 70 días después del fin del ayuno del Ramadán. 

La comunidad islámica se queja porque si bien la libertad de culto está bien garantizado en estos acuerdos "en la práctica no se respetan". "En muchas empresas pequeñas no se puede prescindir de un trabajador por más que sea una fiesta con carácter religioso y generalmente la gente no se pide el día porque sabe que la pueden despedir", apunta a ABC Félix Herrero, vicepresidente de la Federación Musulmana de España y para quien la solución al problema pasa porque el calendario de festivos sólo reconozca las fiestas civiles y que cada confesión religiosa pueda acogerse a sus propios festivos. "Es una forma de ser todos iguales ante la ley", apuntó. 


Calendario de las fiestas musulmanas 

L. D. MADRID 

  1. Al Hiyra o Año Nuevo. Este día se celebra el año nuevo según el calendario islámico. El día 14 de octubre de 2015 se inicia el año 1437 según este calendario. La fecha es variable, ya que sigue el calendario islámico, que es lunar. Consta de doce meses, de los cuales cinco son de 29 días y los demás son de 30 días, lo que significa que cada año tiene 354 días (11-12 días de diferencia respecto del calendario solar, gregoriano). El año nuevo musulmán (Al Hiyra) se celebra el día de la emigración del Profeta Mahoma desde La Meca hacia la ciudad de Yatrib, la actual Medina, en el año 622. El profeta abandona La Meca acompañado de 70 fieles (muhayirun o emigrados) al ser advertido de un complot contra su persona por parte de algunos poderosos jefes tribales de la ciudad. 
  2. Achura. Se celebra el décimo día del mes de muharram, el primero del calendario lunar islámico. Esta festividad es de especial relevancia para la corriente chíi del Islam. Este día conmemoran el día en el que fue asesinado el que consideran el legítimo sucesor de Mahoma, el Imam Husain Ibn Ali, nieto del profeta Mahoma e hijo del cuarto califa, Ali (yerno del profeta). Esta fecha se conmemora con ritos que emulan el sufrimiento de Husain. Por su parte, para los musulmanes que siguen la corriente sunní del Islam, la Ashura es un día de ayuno, en recuerdo del ayuno con el que Moisés agradeció la liberación del pueblo de Israel de manos de los egipcios. La fecha es variable, ya que sigue el calendario islámico, que es lunar. 
  3. Idu Al-Maulid. Se celebra el nacimiento y vida del Profeta Mahoma. El nacimiento del Profeta solo es exaltado por algunas cofradías religiosas pero para los reformistas ni el Corán ni el destino excepcional del Profeta lo convierten en un hombre extraordinario, sino en un simple mortal sobre el cual descendió la revelación divina. En aquellas comunidades en las que se conmemora esta tradición son comunes las reuniones familiares, la celebración de certámenes de recitación del Corán (dikr) y la oferta de regalos a los más pequeños. 
  4. Al Isra Wa Al-Mi'Ray. Se celebra la fecha del Viaje Nocturno y la Ascensión del Profeta. 
  5. Idu Al-Fitr o fiesta del final del ayuno. El Islam celebra dos festividades: el Idu Al-Fitr, o fiesta del final del ayuno, y el Aíd al-Adha, o fiesta del sacrificio. Las fechas de estas fiestas son variables, ya que siguen el calendario islámico, que es lunar. El Idu al-Fitr es la fiesta que celebra el final del Ramadán y, por tanto, del ayuno, e indica el retorno a la normalidad de la vida cotidiana de los fieles. Es también el momento de cumplir con el deber de dar limosna (zakat), uno de los cinco pilares del Islam, bien directamente a personas necesitadas, bien a los responsables de las mezquitas para su posterior reparto. Una vez terminadas las celebraciones religiosas – en este caso el rezo comunal suele realizarse en un recinto abierto y no en la mezquita como es habitual -, la comunidad celebra una comida que marca el fin del Ramadán. 
  6. Idu Al-Adha o fiesta del Sacrificio. El Aíd al-Adha o Fiesta del Sacrificio, es la fiesta mayor del islam (llamada por ello también Aid al-Kabir). Se celebra el décimo día del decimosegundo mes del calendario islámico (Dul Hiyya), coincidiendo con el final de la época de la peregrinación anual, y celebra la misericordia divina que permitió que Abraham salvara la vida de su hijo sacrificando en su lugar un cordero. En su conmemoración, este día las familias musulmanas sacrifican un animal, habitualmente un cordero, y comparten un tercio con los más necesitados y otro tercio con amigos. Tras la oración colectiva en la mezquita, los musulmanes se reúnen en familia para su celebración. Desde el año 2010 la Fiesta del Sacrificio es fiesta local en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.



Autora del artículo: Laura Danielle
Publicado en: ABC

viernes, 6 de febrero de 2015

Día Internacional de la Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina






“Una minoría ha tomado al islam como rehén”


Abderrahmane Sissako, retratado en el pasado festival de Cannes. / B. L. (AFP)


Dos secuencias resumen el espíritu de Timbuktu, la película candidata al Oscar al mejor filme de habla no inglesa con la que el realizador mauritano Abderrahmane Sissako (Kiffa, Mauritania, 1961) retrata la brutalidad y el absurdo del yihadismo. En una de ellas, un grupo de jóvenes juega al fútbol, pero sin balón, en un desafío a la prohibición de cualquier deporte por parte de los fanáticos. En otra, una mujer se enfrenta a los tipos del Kalashnikov porque se niega a ponerse guantes: ha aceptado a regañadientes la obligación de cubrirse el cuerpo totalmente pero ni quiere, ni sobre todo puede, ponerse los guantes negros porque es pescadera y sencillamente no podría trabajar. La primera de ellas habla de la inteligencia y la solidaridad frente al absurdo de los fanáticos; en la segunda describe cómo la violencia que imponen los fanáticos se cuela en todos los aspectos de la vida, haciendo al final imposible la supervivencia. 

Timbuktu, que se estrena hoy en España, relata la ocupación de una ciudad maliense por parte de los yihadistas. Sissako sintió la necesidad de rodar esta historia, aunque no pudo hacerlo en la mítica Tombuctú por motivos de seguridad, cuando leyó en la prensa una historia terrible: una pareja había sido lapidada por los yihadistas que ocuparon el norte de Mali en 2012, acusada de mantener relaciones sin estar casados. El hecho de que tuviesen dos hijos no frenó a los mismos fanáticos que en Siria, Irak o Nigeria queman vivos a prisioneros de guerra, degüellan periodistas, tiran desde edificios a homosexuales, venden mujeres como esclavas y someten a la población civil a todo tipo de tormentos y prohibiciones. 

El filme ha provocado polémicas de diferente signo: después de la oleada de terrorismo que se abatió sobre Francia en enero, el alcalde de un suburbio de París, Villiers-sur-Marne, logró prohibir temporalmente su estreno porque consideraba que humanizaba a los yihadistas, mientras que un festival de cine de Tournai, en la zona valona de Bélgica, canceló su proyección por el riesgo de que se produjese un atentado. Sin embargo, la película de Sissako, un clásico del cine africano habitual de los festivales internacionales autor de filmes como Bamako o Esperando la felicidad, ha sido reconocida por la crítica francesa y estadounidense como una denuncia del fanatismo y una celebración de la tolerancia y la vida frente a la violencia. El Ministerio de Cultura francés incluso quiere que se muestre en las escuelas como vacuna contra el yihadismo. La entrevista con Sissako tuvo lugar el miércoles, por teléfono. El realizador se encuentra en Los Ángeles en plena campaña de su filme para los Oscar, que se celebran el 22 de febrero. 

Pregunta. Su película ha sido acusada de humanizar a los yihadistas. ¿Cómo responde a ello? 

Respuesta. No lo veo como una acusación sino como una constatación de alguna gente que no tiene la costumbre de contemplar así la violencia, la barbarie. Estamos acostumbrados a mirar el mundo como si estuviese dividido entre buenos y malos. La razón por la que hice esta película es rechazar la violencia y la barbarie, pero eso no debe impedirnos mostrar a esa gente. Son personas que han tenido una infancia, que han sido normales, pero que luego han cambiado y esa transformación les ha llevado a la yihad pero también podía haberles llevado a cualquier otra forma de criminalidad. Los yihadistas también son normales en cierto sentido. Todo hombre, incluso un bárbaro como ellos, tiene capacidad de remordimientos. El arte tiene que mostrar las cosas. 

Pregunta. Su película muestra cómo gente normal se enfrenta al absurdo de la violencia yihadista, que se cuela en todos los aspectos de la vida, como la mujer en el mercado que dice que no puede llevar guantes porque vende pescado. ¿Es su filme un alegato en defensa de las víctimas de esa locura? 

Respuesta. Sin duda. Los fanáticos siempre piensan que van a ganar, pero son unos cobardes. Esta mujer no duda en enfrentarse a cuatro hombres con Kalashnikov, son siempre hombres armados frente a personas indefensas, como ocurre con la pareja que es lapidada. Es algo terrorífico, pero no creo que la humanidad sea eso, más bien todo lo contrario. Es absurdo que traten de prohibir la música porque todos tenemos música dentro de nosotros. Cuando uno de los jefes yihadistas fuma pese a haberlo prohibido a la población, quiero mostrar la hipocresía, pero también algo humano, quizás remordimientos ante lo que está haciendo porque se fuma un pitillo después de una flagelación y de la lapidación. Quizás se está haciendo preguntas. 

Pregunta. ¿Por qué cree que la yihad más brutal tiene tanta fuerza en tantos lugares diferentes, desde Nigeria hasta Mali, Irak o Siria? 

Respuesta. Es cierto que vivimos en un mundo horrible que necesita una toma de conciencia global y muy fuerte. Su objetivo es hacerse con el control de grandes territorios. ¿Cómo podemos evitar eso? Imagine que la vida en Madrid se hubiese parado después de los atentados del 11 de marzo: hay que luchar contra todo eso con los medios que tengamos a nuestro alcance, impedirlo. Pero es verdad que está pasando algo excepcional: Mali, Siria, Irak Boko Haram... La yihad es muy fuerte. También tenemos que preguntarnos cómo es posible que ocurra todo eso, porque ninguno de los países afectados fabrica armas. 

Pregunta. Una de las secuencias más celebradas de su filme muestra a los chavales jugando al fútbol pero sin balón para esquivar la prohibición. ¿Cómo se le ocurrió ese momento?




Respuesta. El fútbol tiene algo de universal y, además, a diferencia del tenis, se puede jugar en cualquier lado, no hace falta un terreno específico. Es extremadamente popular y su fuerza viene de que se produce una comunión entre la gente. Me sirvo de esa secuencia para mostrar la cohesión, la armonía en la resistencia. Habla de la resistencia pacífica, de la verdadera victoria. 

Pregunta. También muestra a un imán que echa a los yihadistas de su mezquita. ¿Trata de mostrar con ese personaje que también existe un islam tolerante? 

Respuesta. Le daría la vuelta a su pregunta. Toda religión debe de ser así, toda religión debe estar al servicio de la humanidad, de la concordia, de la tolerancia. En el caso del islam, una minoría la tiene tomada como rehén, nadie nace con una barba y un kalashnikov. El imán representa los principios del Islam en los he sido educado, los valores que simboliza Tombuctú que también son universales. 

Pregunta. ¿Se siente usted amenazado después del éxito que ha alcanzado su película? 

Respuesta. Es una pregunta difícil. Prefiero no sentirme amenazado. 

Pregunta. Usted rodó en el pasado una película sobre la inmigración desde África. ¿Cree que Europa es totalmente consciente del drama que está ocurriendo en sus puertas, en el Mediterráneo? 

Respuesta. Europa debería haber comprendido hace tiempo que la única solución es compartir su riqueza con África, no hablo de cooperación, sino de compartir. Eso es mucho mejor que dejar un continente a la deriva. No digo que toda la culpa sea de Europa, en absoluto, pero no creo que construir una barrera física sea una solución. Me parece una elección retrógrada. 

Pregunta. En su filme hay momentos de humor en mitad de la tragedia. ¿Cree que el humor es importante para narrar una historia? 

Respuesta. El humor es comunicación, es un elemento esencial para contar las cosas. El humor debe ser utilizado como un elemento narrativo porque una película no trata de alcanzar la verdad, no es una declaración, es otra cosa. Debe tomar distancia para permitir que sea el espectador el que escoja. Es un elemento más, como los movimientos de la cámara, la música, todo eso forma parte del diálogo con el público. 

Vida de un cineasta 
  • Abderrahmane Sissako nació el 13 de octubre de 1961 en Kiffa (Mauritania). 
  • Su familia se muda a Malí, donde él cursa primaria y secundaria. 
  • En 1989, filma su primer cortometraje, Le Jeu, de 23 minutos. 
  • En 1990, se traslada a Francia y cuatro años después gana el premio al mejor cortometraje en el Festival de Cine Africano de Milán, por Octubre. En 1999, ese mismo certamen le otorga el premio al mejor filme por La vida en la tierra, su primer largometraje. 
  • Sus siguientes largos le reportan el éxito internacional: Esperando la Felicidad (2002) y Bamako (2006). 
  • Timbuktu compite por el Oscar a la mejor película de habla no inglesa.






Autor del artículo: Guillermo Altares
Publicado en: El País

martes, 3 de febrero de 2015

Muertos musulmanes en busca de tumba



El imán Mohamed Bernaui, posa ante las tumbas de musulmanes del cementerio de Griñón, cerca de Madrid.
 LUIS SEVILLANO


Las manos chatas de Mohamed Riani han enterrado a cientos de cadáveres en el cementerio de Griñón, cercano a Madrid. Aquí, bajo una espesa maleza, descansan los cuerpos que Riani ha sepultado mirando a La Meca, recostados a la derecha y envueltos en paños blancos, pegados a la tierra como manda el rito islámico. Damasco, Jerusalén, Teherán… Las lápidas con caligrafía árabe desvelan el origen de los fallecidos. 

Griñón es el único cementerio islámico de Madrid, la comunidad autónoma con mayor número de musulmanes, 200.000. Pero es también el lugar en el que los musulmanes de toda España han enterrado durante años a sus muertos, porque aquí se podía sepultar sin ataúd, como ordena el Corán y a precio de saldo. Cuando el cementerio pasó a manos del Ayuntamiento el pasado octubre, aplicó la ley de sanidad mortuoria de Madrid, que obliga a enterrar con féretro y a pagar tarifas fijas, sublevó a la comunidad musulmana, que exige entierros que respeten su rito, como se comprometió el Estado en los acuerdos de cooperación hace 20 años. 

Los vaivenes del conflicto de Griñón han resultado ser una buena ilustración de la ignorancia y la desconfianza mutua que gobiernan las relaciones entre la Administración y los musulmanes en España. Atestiguan también la creciente asertividad de los jóvenes musulmanes, más dispuestos que sus padres a pelear por los derechos que el Estado les reconoce. La indignación de Hicham Oulad, secretario general de los Jóvenes Musulmanes de España es un buen ejemplo. “Igual que tenemos derecho a una vivienda, lo tenemos a un lugar digno para enterrar a nuestros seres queridos. Formamos parte de la historia más profunda de España”. El abuelo y el bisabuelo de Oulad lucharon en la Guerra Civil. Él se siente tan ciudadano español como cualquier otro. “A los musulmanes se nos considera ajenos a este país. No mendigamos. Exigimos nuestros derechos y el cumplimiento de los acuerdos del Estado con nuestra confesión”. 

En España hay 22 cementerios con un espacio reservado para el culto musulmán. Ocho de ellos están en Andalucía, la única comunidad que permite enterrar sin ataúd. Hasta ahora, también se hacía de forma oficiosa en Griñón, donde descansan los caídos de la Guardia Mora de Franco y a donde llegaban cadáveres del centro y norte del país. Cantabria, Galicia, Asturias, Castilla y León (salvo el de Burgos), Castilla La Mancha y Extremadura carecen de cementerio musulmán. En el resto del país se entierra con ataúd y se buscan soluciones como introducir tierra en la caja o hacer un agujero en la madera que indique que el cuerpo está en contacto con la tierra. Los precios de los enterramientos varían enormemente según el lugar. 

La concesión del cementerio al Ayuntamiento de Griñón por parte del Ministerio de Defensa supuso el inicio del fin de 17 años de anarquía funeraria. El Consistorio cerró el camposanto de forma abrupta pero temporal en octubre, para regularizarlo. Cuatro cadáveres y dos fetos se quedaron atascados en el refrigerador de la funeraria de la mezquita de la M-30 de Madrid. Se recolectó dinero en las mezquitas para poder repatriar los cuerpos. Después corrió el bulo de que iban a abrir las fosas y sacar a los muertos. El conflicto estalló. “Vivos o muertos tenemos derechos”. “No hay ni dónde caerse muerto”, se leía en las pancartas que encabezaban la manifestación con la que, a finales del año pasado, se topó la alcaldesa de Griñón, María Antonia Díaz, a las puertas del Ayuntamiento. Se abrió una petición en Change.org, acudió la cadena Al Yazira y los antidisturbios desembarcaron para poner orden. La movilización amagaba con desbordarse. 

En el pueblo, donde no había habido problemas de convivencia, aparecieron pintadas del tipo “vete a tu país” y en el Ayuntamiento enseguida se dieron cuenta de que había que actuar y rápido. Reabrieron el cementerio y en horas cavaron 22 tumbas. El conflicto, pensaron, estaba encarrilado. “Lo vamos a dejar precioso. Con una placita, un olivo. Vamos a quitar toda esta maleza y dejaremos una pradera de césped. Defensa construirá un monumento a los caídos en la Guerra Civil”, detalla la alcaldesa, quien insiste en que “queremos que el cementerio sea un referente para todo el centro de España”. El problema de fondo es que la alcaldía y los usuarios del cementerio hablan lenguajes distintos. A la comunidad musulmana lo que menos le preocupa son las malas hierbas. 

El acuerdo de cooperación del Estado de 1992 establece que “se adoptarán las medidas oportunas para la observancia de las reglas tradicionales islámicas, relativas a inhumaciones, sepulturas y ritos funerarios”. Además del ataúd, a los musulmanes les preocupan las paredes de hormigón que revisten las tumbas provisionales y que ejercen de barrera entre el fallecido y la tierra. “No nos pueden enterrar como a los demás”, sostiene Mounir Benjelloun, presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas, que negocia en el conflicto de Griñón y que destaca el espíritu de colaboración del Ayuntamiento y del resto de autoridades implicadas. 

El precio que ha fijado el Ayuntamiento para los entierros a partir de ahora se ha convertido en un obstáculo añadido para sus usuarios. Hasta ahora, las familias le daban a Riani 50 o 100 euros y se olvidaban. Ahora, la tarifa provisional del municipio son 1.960 euros, además de otros 1.500 de la funeraria. A los 10 años, se renegocia la cesión de la parcela. Con estos precios, a muchos musulmanes les sale casi más barato repatriar a sus seres queridos. Otros, tienen seguros de repatriación contratados con bancos para enviar los cuerpos de sus familiares a Marruecos, por ejemplo. “Siempre ha habido gente que prefería enterrar en Marruecos, pero ahora les sale más barato que enterrarlos aquí”, explica Mohamed El Hichou, presidente de la mezquita Al Sunna de Fuenlabrada. 

Fernando Arias, director de la fundación Pluralismo y Convivencia, dependiente del Ministerio de Justicia y parte en la negociación de Griñón, apunta que “si defendemos un Estado en el que todos tengan los mismos derechos, todos tienen que pagar lo mismo”. El problema, matiza, es que en España “debería haber más cementerios musulmanes, para que tuvieran más elección como los demás ciudadanos”. Cree además que ampliar la oferta resulta crucial. “En 10 años, los nacidos aquí no van a querer repatriar los cuerpos de sus padres y habrá muchos más entierros”. Lo cierto es que las autoridades han de darse prisa. Las 22 tumbas provisionales (seis ya están llenas) no durarán ni dos meses al ritmo actual (180 personas al año). 

Sin prisas, Riani apura un bocadillo de calamares en la cafetería del tanatorio de la M-40. Viene de lavar el cadáver de un recién nacido. En tres días, el pequeño Abdel volará hasta Marruecos, para recibir sepultura. A su padre le aconsejaron que no le llevara a Griñón. Dentro de 10 años lo tendría que desenterrar e iría a una fosa común, le advirtieron. Mejor en Marruecos, pensó. 

En contacto con la tierra 

El entierro sin ataúd en el rito musulmán nace de la interpretación del versículo 55 del capítulo 20 del Corán: “De ella [la tierra] os hemos creado, a ella os devolveremos, y de ella os haremos surgir de nuevo”. Este precepto es contrario a la ley de sanidad mortuoria de la Comunidad de Madrid, que obliga a enterrar con ataúd. Inés Bermejo, concejala de Sanidad de Griñón, explica que enterrarán sin ataúd el día que cambie la ley, pero que mientras, deben cumplirla. “Queremos respetar sus ritos, pero es cierto que ellos enterraban sin ataúd y Sanidad ahora se lo exige”. 

Representantes musulmanes piden una modificación de la ley como la que se hizo en Andalucía. Esa norma establece en su artículo 21.4 que “en aquellos casos en que, por razones de confesionalidad, así se solicite y se autorice por el Ayuntamiento, siempre que no se trate de cadáveres incluidos en el Grupo 2 del artículo 4 de este Reglamento [fallecidos que presenten un riesgo sanitario], podrá eximirse del uso de féretro para enterramiento”. Un portavoz de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid descarta una reforma legal a la andaluza. "No vamos a acometer un cambio legislativo hasta que cambie la legislación a nivel nacional. No vamos a cambiar nada unilateralmente".


No es un gran mapa pero buscando por internet he encontrado este sobre la distribución de los cementerios musulmanes en España. Resaltar que en verde se nos muestran los cementerios para las tropas musulmanas que participaron en la Guerra Civil algunos de los cuales no están ahora en activo para nuevos enterramientos.






Autora del artículo: Ana Carbajosa
Publicado en: El País

viernes, 9 de enero de 2015

Mapa de la población musulmana en Europa y de la percepción que tiene cada país del Islam





Los datos son impresionantes. En España, pese a tener únicamente un 2% de población musulmana, es donde peor percepción se tiene del Islam. Un 65% de la población española cree que el Islam no es compatible con occidente. Otro dato curioso es la percepción que tiene cada país. 

En España, ante la pregunta "¿Qué porcentaje de musulmanes crees que hay en España?", la media se situó en un 16%, frente al 2% que hay en realidad.


Fuente: Mapas Milhaud

Revista Mediatio Nº 5

Tutela judicial efectiva y mediación de conflictos